jueves, 1 de diciembre de 2011

Noches de alcoba

-  ¡¡¡¿Qué has hecho? !!!! ¡¡¡Has aplastado al niño!!!!.

- Ya no hubo sobresalto.

Ese grito desgarrado me ha despertado otras noches, con la pérdida correspondiente de varios años de mi vida.

El niño en cuestión no es más que una pequeña almohada azul, que comenzó proporcionando el acomodo necesario en esas primeras noches dolorosas. Tan buena fue su labor, le ha cogido taaanto cariño, que ahora sustituye a nuestro hijo en el frío de la noche.

Yo también siento ese frío, pero de una manera más física, digamos. Mi cerebro da orden de calentar al cuerpo, inundando mis sueños de batallas pendientes, llenas de curvas y orgasmos. Y a medida que los sueños cumplen con su misión calefactora, es cuando tiendo a aproximar mi cuerpo adormilado al de mi querida esposa, elevándome por encima de la colina azul, y produciéndose tan sonoro desenlace.

Una madre es una madre, y lo es las veinticuatro horas del día, ya sea despierta o dormida. No tiene pensamiento consciente o inconsciente que no esté impregnado de sus responsabilidades maternales.Y a mi me pasa lo mismo, que yo también soy buen padre. Yo también sueño con hijos, lo que pasa es que hay veces que solamente con la fase de encargarlos. ¿Qué se le va a hacer?.

Dedicado a la mujer que quiero, dormido o despierto, aunque sea incomprensible lo nuestro.
No me quites más años de vida, que a tu lado quiero vivirlos todos.