Olvida las dulces palabras.
No importan ya tu atractivo y tus sensuales maneras.
Tus juegos de erotismo.
Estoy aquí. Ya me tienes. No los necesitas.
No quiero tu belleza, sólo tu carne, huesos y fluidos.
Quiero ensuciarme en ellos y jadear toda la noche, hasta nacer de nuevo animal.
No quiero tu ver tu cuerpo, sólo oler y saborear tu excitación.
Que te alimentes de mi sexo firme hasta saciarte. Hasta fundir su dureza con el húmedo calor del tuyo.
Sólo quiero el puto placer que calme mi instinto.
Olvídalo todo. Y empieza a desnudarte.