miércoles, 25 de abril de 2012

Yo, zahorí

Seguramente ya lo sepas.



Soy esclavo de tus corrientes, que me llaman.
Que me arrancan salvajes  las capas bajo las que te acecho,
intentando inútilmente no ser descubierto.

Quedo esencia.
Solo y desnudo.
Y soy más de carne que de aire.

Siento la fuerza de tus aguas, que emanan subterráneas.
Brotan impetuosas, ansiosas por ser liberadas y dejarse correr.
A ellas acudo, liberador y esclavo al mismo tiempo.

Tal vez esta noche.
Tal vez todas.
Tal vez...

¡Bienvenida! - Wellcome!

¡Nuevas seguidoras en el blog!

Es un gran honor poder daros la bienvenida como os merecéis.

No entréis con recelo. Este es un espacio íntimo, pero no privado. Un lugar donde encontrarse cómodo. Un lugar para relajarse. Un lugar para conocerse.


Podéis venir en bata y zapatillas y, si os apetece, salir desnudas. Es emocionante que estéis aquí y leáis, pero sería maravilloso si además, os quedáseis a compartir.

Supone mucho que os encontréis aquí, ya lo iréis percibiendo a medida que me vayáis conociendo.
Pasito a pasito.

jueves, 19 de abril de 2012

De andar por casa

Ayer fue uno de esos días que a uno le hacen reconciliarse con el entorno y en consecuencia, consigo mismo.

Cumplía años. La escandalosa cifra de 31 veranitos, que la primavera se me va quedando atrás. Y sin embargo, qué bien que me sentaron.

No soy muy dado a protagonismos, no me gusta necesitarlos, pero reconozco que la abrumadora presencia  de seres queridos, con sus calurosas muestras de cariño me hacía falta. Había empezado a dejar de creer, pero hoy me siento más idealista que nunca. Ayer me quité años.

No había terminado la jornada laboral cuando ya me habían cantado 6 veces cumpleaños feliz, especialmente un coro de alumnas de 12 añitos que, lejos de avergonzarse, me pasaron a mí toda la rojez a grito pelado, en medio del hall del colegio, con todos mis compañeros entrando y saliendo y sonriendo, algo tan poco habitual, que casi fue una sorpresa mayor.
Antes de irme para casa, tuve una fiesta privada en la tutoría, con tarta incluída, que me hizo olvidar todos los suspensos de un chocolatazo. ¡Cómo no se les va a coger cariño!.

Con cara de tonto llegué a casa, donde mi mujer y mi hijo me esperaban con varias sorpresas más y uno de los mejores regalos que me habían hecho en mi vida: los análisis de mi hijo por fín se encontraban en niveles normales.

Me llevé a mi señora al cine como si fuera nuestra primera cita. Y en parte lo era, pues no habíamos salido desde que fuimos padres. Iba nervioso y todo,  ¡qué hermosa te veías!.

El encuentro con mis padres y hermanos, las llamadas y mensajes de cariño, la inesperada felicitación desde México de Lady Bee... en fín

Un día a día sorprendente. Un día de diario muy especial. Un día de andar por casa a los que aspiraré eternamente. A veces, el mundo funciona.

A todos vosotros, gracias.