martes, 2 de agosto de 2011

Viajando en los días de verano...

Descargo adrenalina con cada bote de la embarcación.
La mar no invita a adentrarse en ella, pero poco importa ya.
Comienzo la inmersión.

Lejos quedan en lo profundo, rodeado de azul, los problemas superficiales.
En un mundo sin aire, nada importa salvo respirar.
El cerebro se desconecta. Es tiempo de sensaciones.

Vuelo sobre paisajes extraterrestres llenos de vida.
Formas y colores en combinaciones irracionales.
Un surrealismo que no se altera con mi presencia. Yo soy aquí el débil.

Sólo se puede sentir algo así en sueños.

Contemplación y existencia.
Desconexión profunda.
Imaginación palpable.

No he probado droga que me lleve más lejos.

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