jueves, 20 de octubre de 2011

Perdedor

Saboreo la derrota en vaso ancho. 
Su tacto fuerte y seco se confunde con el de mi whisky de doce años.

Es un trago solitario. He estado aquí más veces, pero nadie saluda al entrar. Aquí sólo hay viejos que llegaron hace tiempo y aún no han encontrado la salida. Viejos que cuentan una y otra vez sus historias tristes, sin darse cuenta de que todas son la misma. Viejos como Billy Joel, cuya historia suena mejor en los labios de una mujer.

Bebo, escucho y respiro la atmósfera cargada. Percibo el aroma de este mundo cansado, agotándose entre perseguir lo que no tiene y conservar lo que tuvo.

La derrota me trajo aquí y aquí me siento bien. Mi alma de perdedor es libre sin sus miedos. Se eleva y me hace por instantes invencible, sin nada ya que perder.

Disfruto el momento. 
Pido otra copa.
Escucho otra historia. La misma de siempre.

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