domingo, 22 de enero de 2012

Sociedad normatizada VS Espontaneidad

Tenemos miedo al error. Tratando de ser cada vez mejores, pensamos que el error es imperfección, por lo que debemos procurar limitarlo lo máximo posible. Es curioso, en la infancia lo permitimos, pues ¡sabemos que es aprendizaje! (claro, que controlamos todo el universo del niño y sabemos de antemano las consecuencias de sus actos). En la adolescencia, tratamos de evitar que actúen sin pensar (ya hay riesgos que no controlamos), aunque comprendemos el error como algo propio de la edad. Y ya en la edad adulta, estamos obligados a que desaparezca de nuestras maduras vidas. No es propio de gente civilizada meter la pata.

Demandamos información para ayudar a la razón a tomar la decisión correcta y no tener que experimentar. Así, por ejemplo, uno puede estar viendo las noticias y recibir pautas de cómo ha de comportarse en la cena de navidad de la empresa, cómo debe preparar una mesa para ser un gran anfitrión, qué debe uno hacer o no cuando se mueve por las redes sociales, cómo ahorrar combustible, en qué momento es adecuado el abrazo, en cuál dos besos y en cuál sólo la mano...

A esa multitud de normas no escritas, hay que sumarle las que si lo están, es decir, las leyes, todas ellas resumidas en el monosílabo NO!: no mates, no robes, no fumes, no uses el móvil mientras conduces, no dejes de pagar impuestos...

Y junto a todo ello, el consejo, esas opiniones de nuestro entorno más cercano en donde los miedos de uno se extrapolan y nos suelen echar para atrás. Es lógico, si la gente nos quiere y tiene las mismas dudas que les planteamos, pretenderá evitarnos un error que nos lleve a un sufrimiento. 

Ah! por cierto!, no lo menciono más que de pasada pero creo que se entiende si digo aquí que también hay que comportarse como Dios manda.

Escritas o no, nuestra sociedad se ha normatizado hasta tal punto, que ya no hay espacio para la espontaneidad.  Sociedad de la Información le llamamos y eso es lo que es, información para no tener que exponernos a vivir como sentimos, no sea que nos lleve al error.

Yo estoy de lleno metido en este embrollo. No tengo más vida que ésta, por lo que quiero vivirla de verdad, sin limitar lo que soy por vivir en el lugar y en el momento que me ha tocado. Pero por un lado, no tengo claro muchas veces si mis actos son regidos por mis sentimientos o por normas asumidas como propias que realmente no lo son. Despejar esas dudas me está costando. 

Y por otro, he comprendido que no siempre actúo como siento. No siempre me salgo de la norma cuando sé que esa norma no es mia. Esto me ha hecho daño durante mucho tiempo. Me he sentido cobarde gran parte de mi vida y eso alimentaba más mi inactividad. Ahora empiezo a entender que pretender lo contrario era igualmente tratar de eliminar el error y que éste es parte de mí. 

Conocerme y vivir en consecuencia para sentir la felicidad en plenitud es la meta de mi vida. Afortunadamente, no lo he conseguido a los 30.  


2 comentarios:

  1. veo relación entre lo que explicas y lo que te preguntaba en el Ati. Realmente el miedo al error nos condiciona..

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