lunes, 5 de septiembre de 2011

A Daniel

Tumbado junto a ti, en el pecho de tu madre, los sentimientos afloran en forma de lágrimas.
Ilusión, ansiedad, alegría, inquietud... eran demasiados para guardarlos todos dentro.

No tengo mucho que enseñarte, pero quiero enseñarte bien lo poco que sé.
Enseñarte a vivir y amar con pasión. 
A disfrutar enormemente de lo pequeño.
A respetarlo todo sin temer a nada.
A amar la vida como yo la amo.

Quiero ser ejemplo, y eso me llena de responsabilidad.
Me entregaré a ello de manera incondicional, pues no concibo otra manera de amarte.

Ya queda poco, hijo, para conocerte. Para que me hagas llorar de alegría.
Hasta pronto.

2 comentarios: