jueves, 8 de septiembre de 2011

La mano torcida

Un relato bien distinto me disponía a contar, pero me ha sido imposible.
Lo tenía todo preparado: contaba con varias hojas en blanco y una inspiración que fluía como agua nueva, pero al coger el bolígrafo para dar forma a las ideas, mi mano se torció.
Tenía más pinta de pezuña que de mano; casi más siniestra que la zurda. De pronto, de manera totalmente automática, comenzó a ocupar mi blanco folio con celo, llenándolo de reivindicaciones que se me antojaron casi sindicalistas, demasiado, diría yo para una mano de derechas.
En ellas expresaba un enorme malestar. Asumía sin gustarle, su papel de segundona, de no ser más que la gregaria de mi magnífico cerebro, auténtico ideólogo de mis creaciones. No obstante, nunca se había sentido ninguneada como hasta ahora, cuando he comenzado a escribir en este blog.
Según exponía mi diestra, a ella le bastó siempre con expresarse en cada trazo ejecutado en el papel, pero la tiranía del teclado que le he impuesto, le ha silenciado para siempre.
Yo no pensaba que ello fuese a importarle. Es cierto que llevamos toda la vida trabajando juntos, pero aún lo seguimos haciendo en la intimidad. Puedo entender lo que escribe, pero ella a de entender que esos trazos que  llama letras no son más que garabatos irregulares, feos y pequeños. Letras que muestran inseguridad y timidez. Como las de un niño acomplejado aprendiendo a escribir.
Sin embargo, las letras de mi teclado son tan preciosas... tan homogéneas y sin baches. Tan perfectas... ¡si hasta las puedo cambiar de tamaño y de color a mi antojo!
En fín, que no sé si más por miedo que respeto, me he sentido obligado a cederle este espacio.
Espero que dé su brazo a torcer tras mi gesto, que asuma los nuevos tiempos y las mejoras que el progreso trae con ellos, y que no se me tuerza de nuevo.

(Para los que escriben con el cerebro, el corazón y las entrañas)

2 comentarios:

  1. Gracias por la dedicatoria ;-)
    y que no se ponga celosa tu mano, que hay para todos :-), y escribir con teclado es como tocar el piano! ¿Oyes la música cuando posas los dedos en él?

    Rumbo a Vigo, chico, y que Dios nos pille confesados...

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  2. Oigo música, pero sale de los altavoces no del teclado. ¿Qué ordenador usas tú?.

    Muy buena idea la de irse al norte. Te deseo mucha suerte y si no, siempre podrás hincharte a buenos vinos y buen marisco. Ya me contarás.

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