lunes, 5 de septiembre de 2011

De lo humano y lo divino

Nunca seré un buen cristiano y sin embargo, es de cristianismo de lo que están impregnadas mis creencias sobre todo.
Pero nunca seré un buen cristiano.
Veo el mundo imperfecto y soy incapaz de creer en la sola mano del hombre para ello. De existir, es Dios la imperfección. De esta forma hizo al mundo y a nosotros: a su imagen y semejanza.
Pero esa imperfección me gusta, hace posible la virtud: si en el mundo hay belleza, es porque no todo es bello. Si en el mundo hay bondad, es porque no todo es bueno.

Cada virtud, cada búsqueda de esa esencia puede ser suficiente para ser feliz.Yo vivo rodeado de bellísimas personas, y eso me hace muy feliz. Una felicidad que me hace estar enormemente agradecido. 
Y eso me hace creer en Dios. (Gracias Sonia por hacérmelo ver).

Sin embargo, no consigo encontrar justicia en este mundo. No tiene sentido tanto sufrimiento gratuito.  Me revuelve las entrañas.  No lo soporto, no puedo más que sentir una inmensa rabia y rebelarme contra ello. Solo un Dios imperfecto puede permitir tanta angustia desconsolada. Eso, o no existe.
Pero la necesidad de calmar mi sed de justicia me empuja a creer, a tener la esperanza de que tanto dolor se verá recompensado. 
Por eso creo que creo en Dios.

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